Amados, Satanás, habiendo caído de la luz a las tinieblas, de la felicidad a la miseria, del cielo al infierno, de ángel a demonio, está tan lleno de malicia y envidia que no dejará ningún medio sin intentar, por el cual pueda hacer a todos los demás eternamente miserables con él mismo; estando excluido del cielo, y encerrado "bajo las cadenas de las tinieblas hasta el juicio del gran día" (Judas 6), se vale de todo su poder y habilidad para llevar a todos los hijos de los hombres a la misma condición y condenación que él. Satanás ha echado tal semilla de pecado en nuestras almas, que ahora no puede tentarnos, sino que estamos dispuestos a asentir; no puede conspirar contra nosotros, sino que nos conquista. Si no hace más que mostrar a los hombres un poco de la belleza y las galas del mundo, ¡cuán dispuestos están a postrarse y adorarle! Cualquier pecado al que el corazón del hombre sea más propenso, el diablo lo ayudará a avanzar.
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